Conecta con nosotros

Opinión

Se nos juntó el PAN con las ganas de comer

“Para que tanto brinco estando el suelo tan parejo”

Para quien escribe y los saluda, Ricardo Anaya podría representar la figura política más apta para capitalizar la debilidad del PRI en la actualidad. La falta de congruencia de AMLO y su ya visible –a mi punto de vista– locura, me lo descalifica como juez y parte.

Por: Carlos Toulet Medina

Carlos Toulet Medina

Carlos Toulet Medina

Cualquier personaje al que se le antoje jugar por la Presidencia, debe y tiene que fortalecer sus adeptos al interior del partido que vaya a representar. Debe trasmitir, unificar y disciplinar. Más aún cuando las corrientes independientes dejaron de parecer, lamentablemente, un camino viable para ganarla, ya que no parecen salir del cascaron de donde llegaron, gracias al avorace de muchos que piensan jugadores y se destaparon sin “motivo real”. Le bajaron el nivel al acrónimo.

Y es que tener que cocer en la misma olla a Pedro Ferríz con Pedro Kumamoto –abrazo de gol para Pedro que es un crack–, es el ejemplo más claro de lo discordante de esta corriente política que jamás maduró ni madurará.

Bueno…

En los últimos días, el hasta ahora triste liderazgo del Gobierno Federal, empeñado y consternado por cuidar su imagen –obviamente de forma incorrecta– “manipuló” las cifras de pobreza que supuestamente levanta, trabaja y analiza el INEGI, y en su afán de mostrar una realidad disfrazada, descuidaron exponernos como sociedad a una institución corruptible, nefasta e ineficiente, que durante décadas fue confiable, aceptada y consultada. Qué lástima.

recibo cfeAunado a esto, la Comisión Federal de Electricidad anunció incrementos de entre 2 y 7% en las tarifas de energía eléctrica, mientras que la Secretaría de Hacienda anunció aumentos en el precio de la gasolina tanto Magna como Premium, lo que de facto descalifica aún más al paquete de reformas estructurales, directamente la energética. Ante eso, ya salió el Banco de México para advertir que estas medidas podrían elevar la inflación en el país a finales año.

Este tipo de “tiros de precisión” que avergüenzan a millones, hacen que parezca cada vez más factible que cualquiera que juegue de oposición rumbo al 2018, tenga más margen al momento de mover sus piezas para llegar a la Presidencia. Les están dando todo el material y Ricardo Anaya me sospecha el mejor para matizarlo y aprovecharlo.

Recuerdo haber comentado al finalizar las elecciones de julio pasado y después del debate donde Anaya exhibió bonito al entonces líder priista Manlio F. Beltrones y donde llamó frontalmente a Andres Manuel para que apareciera y diera la cara, que lo peor que podía pasarle era caer en el resultadismo, lo cual no ha hecho.

principal-pan-anayaLas alianzas con el PRD son ejemplo de la ya probada operación política que tiene Anaya, sumándole los resultados electorales obtenidos, su buena capacidad de retórica y debate, así como la imagen que transmite –muchas veces mustia–, ha logrado escalar donde al principio de año jamás se imaginó. Deberá de ser prudente y acabar de unir a su partido en un proyecto, no en una figura política, para de ahí partir.

Hoy en el PAN, Anaya manda y manda bien -86% de aceptación-. Y no es que le aplauda demasiado, sino que en realidad representa el canal y el mensaje que el blanquiazul quiere transmitir –después de fracturado– ya que ha podido sentar y “fraternar” a los que por el PAN han levantado la mano.

Aparte los tiempos le sonríen. Próximamente le tocará –por reglamento– designar a quien ocupará la Presidencia de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Ese lugar tan cerquita del cielo donde a quien designe, se le permitirá negociar “de iguales” con el mismito Presidente y con el líder de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Obviamente, Anaya colocará a alguien muy de su corriente y disciplinado. Recordemos que desde esa posición despegó él mismo.

Aun con todo eso, la película sigue y seguirá dibujando a un AMLO como protagonista y principal beneficiado por el ambiente y estándares sociales presentados en el país -muy afables a su política-, ¡PERO! siempre acabará enfrentándose con él mismo, su peor enemigo.

fox_800Anaya cuenta con la inercia necesaria para construir hoy una plataforma que aprenda –y aleje también– de los errores de Fox y Calderón. También ha tenido la vivacidad para mantener al margen los “fundamentalismos” ideológicos del PAN, que dan identidad sí, pero que tanto se contradicen y cuestan actualmente ante una sociedad cada vez más segmentada en minorías.

Si bien en las campañas nos venden sueños disfrazados de productos, la próxima se antoja más de respuestas a cuestionamientos, mismos que en su mayoría –los de sustento– han sido desarrollados por el PAN y se han elevado en la agenda nacional (ej. Este avión no lo tiene ni OBAMA, lo vamos a vender VS Sistema Nacional Anticorrupción).

Esto él lo entiende bien, ya que no es lo mismo señalar que apuntar. Quejarse a proyectar. Seguro estoy que Anaya lleva tiempo preparando esas respuestas. Varias cuartillas borroneadas.

Al final los indecisos serán los que resuelvan. Ahí está la ventaja del PAN.

 

pri_17Difícil: La única posibilidad que le vaticino al PRI tendría que conjugar varios factores; Que el mismo PRI alimente fuertemente el abstencionismo; que la izquierda se mantenga dividida, por más que AMLO se jacte de representarla por completo, que al interior del PAN Margarita se la crea –a mi gusto no trae pa’ jugar, pero ya la volaron– y se vaya por la independiente; que existan otras dos corrientes independientes que jueguen a ser como las Chivas –destruir más que construir– para que la estructura del PRI pese.

#nosoypanista

Contacto:

Facebook de Carlos Toulet

Escribe tu comentario

Comentarios

Continuar Leyendo
Publicidad Caleb Ordoñez 

Opinión

¿Qué tan mexicanos somos? Por Caleb Ordóñez T.

La gente se agolpaba, entre gritos de “¡Viva México!” y alargando sus brazos para pasar a la distancia más cercana de “la gran campana”, miles y miles de personas disfrutaban de la fiesta más mexicana del año. Un día tan especial que nos recuerda los valores patrios que han marcado nuestra mente desde la infancia. Entre esa amalgama, se agolpan los recuerdos que recorren nuestras fibras más internas de las entrañas.

Los lunes de cantar el Himno Nacional y saludar a la bandera; los momentos cuando en voz alta declamábamos el juramento a esa insignia nacional: “Bandera de México, legado de nuestros héroes, símbolo de la unidad de nuestros padres y de nuestros hermanos, te prometemos ser siempre fieles a los principios de libertad y de justicia que hacen de nuestra patria, una nación independiente, humana y generosa a la que entregamos nuestra existencia». Seguido del llamado: «¡Firmes, ya!», instrucción de alguien con autoridad que gritaba para culminar la tradición que viene desde el “saludo romano”.

Por Caleb Ordóñez T.

 

Cada año, el 15 de septiembre se convierte en un momento que nos enfrenta a nuestra mexicanidad.

José Alfredo Jiménez, el poeta del pueblo, lo relataba con un cántico lleno de orgullo: “Viva México completo, nuestro México repleto de belleza sin igual. De esta tierra que escogió para visitarla la virgen del Tepeyac”.

Ser mexicano es para la mayoría, un honor. A pesar de nuestras diferencias, es común que un mexicano se abrace con otro cuando la Selección Mexicana le atesta un gol a la poderosísima selección de Alemania en un Mundial de futbol, como sucedió en Moscú, en el 2018.

Pero el 15 de septiembre es una fecha sin igual. El pozole se prepara a lo lago y ancho del país, recordándonos nuestros colores, olores y sabores. El mariachi tendrá que resonar llegando a hacer un eco imposible de detener; nos recuerda las raíces, los sones y los cantos que nos han dado identidad alrededor del mundo. ¡Qué alegre es la noche que recordamos nuestra independencia!

¿Qué tan orgullosos estamos?

Pregunté en un grupo de Whatsapp, con queridos amigos. Esos grupos donde comúnmente se habla de todo lo que sucede día a día: “¿Ustedes se sienten igual, más o menos mexicanos que cuando eran niños?”. De pronto, reinó un silencio, que estoy seguro, hacía reflexionar a quienes leyeron la incómoda (o también poco interesante) pregunta.

Uno de los participantes del grupo contestó algo que llamó mi atención poderosamente: “Igual de mexicano, pero menos orgulloso de México”.

«¿Por qué estás menos orgulloso de México?», le pregunté, tratando de explicarme esa dualidad entre sentirse orgullosamente mexicano, pero decepcionado de su país. La respuesta que me daba Andrés fue potente: “Porque ya vimos que sea quien sea (gobierno), la corrupción está muy arraigada. Casi nadie respeta las reglas. Ya no hay civismo…”, siguió escribiendo una serie de sucesos que vivimos, incluso en el equipo de futbol al que pertenecemos.

Recuerdo haber platicado alguna vez de este tema con el mundialmente conocido escultor Enrique Carbajal, mejor conocido como “Sebastián” (a quien tengo el honor de llamar amigo). En esa ocasión, el gran artista nos mostraba su preocupación por que el sentido de la “mexicanidad” se iba diluyendo de manera significativa. La pequeña mesa que escuchábamos al maestro coincidimos en que las nuevas generaciones han sufrido la idea clara de la importancia de ser mexicanos, con toda la extensión de la palabra.

Sebastián, siempre ecuánime, nos explicó sobre la obra que “levantó” en Ciudad Juárez, Chihuahua, la cual fue llamada “La equis”. “Se trata de retomar el mestizaje, el crisol entre la cultura española y mexicana. Se trata de un color que ha marcado nuestra tierra, el rojo, de sangre y batallas cruentas. Se trata de recordar que una “X” es el símbolo de la diferenciación del lenguaje de los conquistadores que se aferraban con la “J” en medio de la palabra de nuestro país”.

Nunca olvidaré esa extensa y apasionada explicación de su obra. Sus ojos mostraban el furor que tenía al hablar de retomar nuestros principios y luchar por ellos. No habló de partidos políticos, gobiernos o divisiones sociales. Sino de volver a esa idea que de niños nos forjaron, a ese momento que definió nuestro civismo y la defensa de nuestros valores patrios.

Este día por la noche, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador dará su tercer “Grito de Independencia”. Lo hará frente a la plaza que le ha dado mayores triunfos y recuerdos de alegría: El Zócalo de la Ciudad de México. Paradójicamente, una vez más, tendrá que ser con un aforo muy limitado, muy lejano a los cientos de miles que durante años han coreado su nombre y lo han exaltado a fin de que llegara al puesto que hoy ostenta.

Llegamos a un 15 de septiembre con una pandemia que nos sigue amenazando y que a muchos nos ha dejado fuertes secuelas de salud, tristeza y duelo. Llegamos sobreviviendo a dificultades económicas, psicológicas y otros flagelos.

En una polarización infinita, una ardua pelea entre bandos que teniendo exigencias justas, llegan a la ofensa y el linchamiento entre unos y otros.

Pero México sigue estando de pie. Un país resiliente, que se ha levantado de las desgracias más complejas y dolorosas.

Ser mexicano va más allá de nuestras torpezas o errores, de nuestro ingenio y humor. Tiene que ver con principios básicos que aunque muchos olvidamos, podemos volver a ellos. Finalmente, el amor en conjunto hacia el país, será el que restaure a una nación que se crece en medio de la sangre, la violencia y el dolor.

Escribe tu comentario

Comentarios

Continuar Leyendo

Opinión

La valentía de ser uno mismo. Por Itali Heide.

La mayoría de los días, odio mi cuerpo. Algunos días aparece como un disgusto pasivo, mientras empujo las inseguridades que viven dentro de mí a un segundo plano. Otros días, consume mi mente. El aspecto de cada uno de mis rincones me atormenta los días en los que no soy capaz de mirar más allá del físico de mi existencia.

Es especialmente difícil cuando me considero feminista y positiva con respecto al cuerpo. ¿Cómo puedo apoyar y amar el cuerpo de los demás y, sin embargo, encontrar espacio para odiar el mío? Parece casi hipócrita, pero no puedo encontrar la manera de evitarlo.

Me levanto por la mañana y decido que hoy me voy a querer a mí misma. Me ducho, me maquillo, me pongo un atuendo con el que me sienta feliz y luego pierdo toda la confianza en mí misma cuando me veo en el espejo. Tal vez tenga algo que ver con el hecho de que he ganado más de un kilo desde la cuarentena. Pero lo más probable es que tenga que ver con el hecho de que seguimos siendo bombardeados con estándares imposibles a los que nos hacemos responsables, incluso cuando no exigimos a los demás el mismo estándar.

No todos los días son así. A veces, mi maquillaje se ve justo como quiero. Mi outfit parece haber sido elegido por un estilista. La confianza en mí misma se dispara en esos días, aunque son poco frecuentes. En esos días, aprovecho al máximo lo que soy. Quién sabe, quizá en los días malos recuerde quién era cuando me sentía yo misma.

Al fin y al cabo, cuando más nos sentimos como nosotros mismos estamos contentos con nuestro aspecto, ¿no? Ni siquiera tiene una correlación con el físico, pero impacta directamente en la forma en que nos sostenemos y nos sentimos cuando entramos por la entrada de algún lugar. Parece que pensamos que todo el mundo es perfecto. Nos fijamos en lo que no tenemos en los demás, e ignoramos lo que sí tenemos cuando los demás no lo tienen. Parece ser la naturaleza humana, pero me gusta creer que nos hemos enseñado a pensar que la perfección es la única forma de ser.

Los estándares de belleza han existido desde que la humanidad ha dado valor a la apariencia de las personas (especialmente a la mujer). El poder que tiene sobre nosotros es asombroso, sobre todo si tenemos en cuenta que hemos borrado el cuerpo humano natural de la existencia y lo hemos sustituido por un cuerpo de modelo que se supone que representa la mejor versión de nosotros mismos. La verdad es que la mejor versión de nosotros mismos no necesita dietas, ejercicio excesivo, photoshop, filtros y poses incómodas.

¿Qué necesita realmente la versión auténtica de nosotros mismos? Necesita correr, explorar, tocar, sentir, llorar, reír, aprender y ser libre. Nuestro cuerpo está hecho para mucho más que para convertirse en una estatua de los estándares de belleza, y a menudo nos olvidamos de ello. Nos negamos a salir de nuestra habitación sin maquillaje, sin un atuendo que nos haga sentir seguros, sin algo que cubra la autenticidad que nos hace ser quienes somos.

Quien eres, es quien estás destinado a ser. Si quieres ponerte delineador de ojos, adelante. Si quieres llevar capa y vestido, hazlo. ¿Quieres ir al gimnasio y ponerte musculoso? Nadie te lo impide. La vida es un juego y tú eres el avatar que tienes la suerte de personalizar. Sin embargo, no olvides que eres igual de valioso sin todas esas cosas. El mundo está hecho para ser disfrutado, y nada superficial te dará las herramientas necesarias para sentirte realmente feliz en el mundo. Sé tú mismo, pero no olvides que eres más que lo que aparentas ser.

Escribe tu comentario

Comentarios

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Facebook

Publicidad
Publicidad

Lo más visto