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Salud y Bienestar

La verdad sobre siete alimentos que se creen dañinos para la salud

¿Recuerdas aquellos días cuando la comida era comida y no una fuente de posibles enfermedades mortales?
Con todas las noticias de los riesgos asociados a lo que comemos, uno pudiera pensar que la mesa se ha transformado en un campo minado.
Hasta las burbujas de gas en los refrescos son consideradas peligrosas.
Para colmo, las recomendaciones de los académicos y nutricionistas cambian continuamente.
Es posible que esto sea inevitable: las recomendaciones de salud se actualizan a medida que los estudios arrojan nuevos resultados.
Pero cuando los medios de comunicación exageran o los sacan de contexto también pueden dar pie a temores desproporcionados.
A fin de disipar toda la confusión, evaluamos la evidencia médica existente sobre algunos de los alimentos más populares en nuestra dieta básica.
Te gustará saber que muchas de tus comidas favoritas no son las fulminantes bombas de tiempo que te han hecho creer.
La tocineta
El mito: la carne procesada es tan peligrosa como los cigarrillos.
La realidad: si bien la Organización Mundial de la Salud encontró abrumadora evidencia de que la tocineta (y otros tipos de carne procesada) contribuyen con el desarrollo del cáncer colorectal, el verdadero peligro no es tan alarmante como sugieren algunos medios y gurús.
Tal como lo señala la organización Cancer Research, de Reino Unido, este tipo de cáncer no es común.
Si comes cualquier tipo de carne hay 5,6% de riesgo de desarrollar esta enfermedad. Incluso si comes todos los días tocineta y jamón hasta reventar, el riesgo solo asciende a 6,6%
En otras palabras, por cada 100 personas que deja de comer tocineta, solo una evitará el cáncer. Para darte una mejor idea de esta cifra, por cada 100 individuos que dejen de fumar, entre 10 y 15 estarían a salvo.
En resumen: según el organismo de salud británico, consumir 70 gramos por día de este tipo de carne sigue estando dentro de los límites saludables. Unas dos salchichas diarias no son tan buenas como un plato de granola, pero tampoco se trata de un desastre nuclear gastronómico.
El café
El mito: la adicción al café te producirá un ataque cardíaco.
La realidad: hay poca evidencia de que una taza de café te provoque una muerte prematura. De hecho, el efecto puede ser el contrario.
El New England Journal of Medicine, que evaluó en el 2012 la condición física de 400.000 estadounidenses en el curso de 13 años, encontró que las personas que bebían entre tres y seis tazas de café al día registraron cerca de 10% menos probabilidad de morir durante el período del estudio,.
Y también tenían índices más bajos de enfermedades del corazón, derrames cerebrales, diabetes o infecciones.
Estudios similares hechos en el 2014, sobre una muestra de más de un millón de personas, arrojó resultados similares.
Cabe destacar que estos estudios fueron observacionales. Aunque los científicos trataron de establecer conexiones entre otros factores, no hay manera de saber si el café por si solo protegió el corazón de estas personas.
Quizás las personas más saludables son más propensas a tomar café. En todo caso, como «adicción» es poco nociva.
En resumen: probablemente no es el elixir de la vida como algunos dicen, pero la evidencia muestra que puedes tomarte tu taza de café cada mañana sin remordimiento alguno.
El trigo
El mito: el llamado «cerebro de grano» puede contribuir al desarrollo de Alzheimer.
La realidad: primero lo primero. Cerca de 1% de la población sufre de alergia al gluten –también conocida como la enfermedad celíaca– un trastorno del intestino delgado que impide la absorción de nutrientes.
Esta enfermedad puede dañar los intestinos y conducir a la malnutrición.
Algunas personas no sufren esta enfermedad, pero son sensibles al trigo. La explicación a esto es controversial.
La sensibilidad al trigo puede estar relacionada no tanto con el gluten que contiene, sino con otras variedades de azúcares y proteínas presentes en otros alimentos como las frutas y las cebollas.
Si es así, el dejar de consumir trigo no te aliviará de los síntomas de esta enfermedad.
Hay personas que han dejado de comer gluten incluso sin sufrir una afección, sencillamente porque el trigo es visto como tóxico.
Al respecto Peter Green, de la Universidad de Columbia, comenta que «las personas que promueven las dietas antigluten o antitrigo algunas veces citan nuestras investigaciones sobre la enfermedad celíaca y elaboran conclusiones que van más allá de lo que la evidencia médica plantea».
Uno de los mitos más populares es que la comida basada en trigo provoca inflamaciones en el cuerpo, que puede contribuir a generar «niebla cerebral» e incrementar el riesgo de sufrir graves condiciones como Alzheimer.
En todo caso, el trigo sigue siendo una mejor fuente de energía que otras como la papa, debido a que liberan su azúcar de manera más lenta en el organismo.
En resumen: los seres humanos tienen consumiendo trigo desde hace 10.000 años y, a menos que tú tengas una alergia comprobada medicamente, hay pocas razones para dejar de consumirlo; al menos hasta que haya más evidencia.
Mantequilla, queso y leche completa
El mito: los productos lácteos obstruirán tus arterias y contribuirán a que desarrolles enfermedades cardiacas.
La realidad: durante décadas el mensaje ha sido claro: las grasas «saturadas» como el queso, la mantequilla y la leche completa incrementan el colesterol en tu sangre, lo cual se traduce en un elevado riesgo de infarto.
Por ello muchas organizaciones de la salud promueven incorporar a nuestra dieta aceites vegetales y margarina, en sustitución de las grasas saturadas.
Sin embargo, durante los últimos años hemos visto aparecer una sucesión de argumentos contradictorios al respecto.
Frente a ello resalta la posición del estudio presentado por Annals of Internal Medicine, el cual concluye que «el consumo en altos niveles de grasa saturada no tienen efecto en las enfermedades coronarias».
Como en el caso anterior, estos estudios son observacionales, pero se hizo una prueba sobre un grupo específico de individuos a los que se alimentó con queso gouda con 27% de grasa todos los días durante ocho semanas.
Los resultados arrojaron que este grupo tenía el colesterol más bajo que los que no consumieron el queso.
Lo más extraño de todo es que a pesar de que la mantequilla y la leche completa están repletas de calorías, las personas que tuvieron una dieta con grasas no terminaron siendo más obesas que las que tomaron leche descremada.
De hecho, es posible que la grasa ayude a regular el metabolismo: que te ayude a quemar grasa de manera eficiente, o que mantenga el hambre a raya por más tiempo, ayudándonos a evitar las meriendas menos saludables durante todo el día.
En resumen: no sabemos por qué, pero las grasas pueden convertirse la nueva tendencia de moda.
La leche pasteurizada
El mito: la pasteurización puede contribuir a sufrir eczema, asma y otros trastornos del sistema inmunológico.
La realidad: existe la creencia popular de que mientras más natural es la comida, más saludable es.
Es por ello que muchos afirman que la pasteurización destruye muchos de los nutrientes de la leche, incluyendo las proteínas que nos pueden proteger de alergias.
También afirman que dicho proceso mata microbios «amigables» que ayudan a la digestión, fortalecen el sistema inmunológico e incluso nos protegen contra el cáncer.
No obstante, muchos doctores consideran que esta es una apreciación prematura.
El moderado calentamiento que forma parte del proceso de pasteurización debe dejar casi todos los nutrientes intactos.
Además, las supuestas bacterias «amigables» en la leche cruda no poseen tantos beneficios. Tendrían que formar una colonia miles de veces más grande para que una bacteria sobreviva la digestión y llegue al intestino.
Y aun cuando hay cierta evidencia de que las personas que toman leche cruda, como los niños, tiende a sufrir menos alergias, es difícil asegurar que esto se deba a la leche y no al hecho de que muchas de esas personas crecieron en una granja.
Al vivir entre animales, el cuerpo puede ser entrenado para enfrentar alergias a temprana edad, haciendo que sean menos propensos a sufrirlas cuando se convierten en adultos.
Es más, tomar leche cruda puede ser potencialmente peligroso: pasteurizamos las bebidas para matar microbios que pueden ocasionar enfermedades serias, como la tuberculosis, salmonela o Escherichia coli.
En resumen: antes de exponerse a contraer una repugnante infección, es mejor esperar por evidencia que corrobore estas extravagantes afirmaciones.
Los huevos
El mito: es un ataque al corazón envuelto en una cáscara.
La realidad: así como la leche completa, los huevos fueron vistos como causantes del colapso de nuestras arterias y promotores de enfermedades cardíacas.
Puede que haya algo de verdad en eso, pero si tú eres una persona saludable, el comer hasta siete huevos a la semana no te hará daño.
En resumen: más allá de la flatulencia y el estreñimiento, los huevos son una fuente segura y valiosa de proteínas.
Los refrescos dietéticos
El mito: los edulcorantes artificiales incrementan el riesgo de padecer cáncer.
La realidad: un temor común es que los edulcorantes artificiales promueven el crecimiento de tumores, pero este riesgo puede ser exagerado.
Un vasto estudio conducido por el Instituto Nacional sobre el Cáncer, en Estados Unidos, no encontró evidencia de que el consumo de aspartame –uno de los edulcorantes más populares- incrementara la posibilidad de sufrir cáncer de cerebro, leucemia o un linfoma.
Sin embargo, existe la posibilidad de que contribuya con la intolerancia a la glucosa y diabetes del tipo 2, aunque esto aún debe ser verificado por investigadores.
En resumen: los edulcorantes artificiales pueden ser el menor de dos males, pero siguen siendo una opción más saludable que el azúcar.

Fuente BBC

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Salud y Bienestar

Esta es la hora del día en la que más se queman calorías, según un estudio

¿Quieres bajar de peso? Entonces debes saber que para hacerlo es necesario todo un plan que contemple buena alimentación y actividad física. Sin embargo, surgen muchas dudas a la hora de hacerlo, entre ellas, cuál es el mejor ejercicio para lograrlo; la ciencia ya respondió esta interrogante y además, dio un plus: la hora del día en la que más se queman calorías y en la que seguro reducirás las tallas que tanto deseas. ¿Imaginas qué hora es? Y sí, no es la que esperas.

El secreto mejor guardado para bajar de peso está en la hora del día en que realices ejercicio, porque, de acuerdo con expertos, ésta influye en la quema de calorías, por lo que tendrás mejores resultados. Olvídate de hacer dietas extremas y de consumir productos que prometen adelgazar, mejor pon atención en el momento del día en que entrenas, porque éste es la clave del éxito para reducir tallas.

¿En qué hora del día se queman más calorías cuando haces ejercicio?
De acuerdo con investigadores de la revista inglesa Current Biology el metabolismo quema 10% más de calorías entre las 5 de la tarde y las 7 de la noche. El estudio para determinar este horario contempló el análisis de un grupo de personas reunida en un laboratorio durante un mes.

En este laboratorio no había ventanas ni relojes, con la finalidad de que los participantes no midieran el tiempo y sencillamente comieran y durmieran a la hora que su organismo se los pedía. Una vez que concluyó la prueba, su tasa metabólica era más alta a principios de la noche, en la que se quemaban aproximadamente 130 calorías más, incluso en estado de reposo.

La investigación, que fue desarrollada por expertos del ritmo circadiano, revelo así que los participantes quemaron más calorías al final de la tarde y en las primeras horas de la noche. Con esta información ahora puedes planear tus rutinas de ejercicio a estas horas de día o bien, permitirte alguno de tus guilty pleasures con toda la confianza, sin temor a que tu peso aumente.

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Que los miomas no se conviertan en infertilidad

México.- Se estima que el 60% de las mujeres llegan a tener miomatosis a lo largo de la vida, con una mayor incidencia en la quinta década, incluso en el 70% de la población femenina. Algunos de sus síntomas son: sangrado uterino, dolor pélvico y dificultades para la concepción. Además, sus principales factores de riesgo son los antecedentes familiares, donde se incrementa 2.5 veces cuando se tiene un familiar con este trastorno y 5.7 veces cuando un familiar los tuvo antes de los 45 años, menciona el Dr. Jorge Carrasco Rendón, ginecólogo y obstetra del Centro Médico ABC.

Los fibromas uterinos, también conocidos como miomas, son los tumores uterinos benignos más comunes. Aparecen en el 60% de las mujeres antes de los 40 años y en el 80% de las mujeres antes de los 50 años; pueden ocasionar infertilidad en 2-3%. La posibilidad de que sean malignos es del 1 al 2%.[2]

“Las niñas desde que son bebés pueden tener miomas microscópicos. Hay que recordar que los miomas responden a los estímulos hormonales que produce el ovario, principalmente de estrógenos que comienzan a crecer cuando la mujer inicia su periodo menstrual”, señala.

De acuerdo con el experto, algunos de los principales problemas que causan los miomas son:

-Hemorragia durante el periodo menstrual. Suele ser más abundante de lo normal y prolongarse todo el mes.
-Problemas de fertilidad. Los miomas, al deformar el útero, ocupan el espacio donde se gestaría el bebé, es decir, en la capa llamada endometrio. Al crecer dentro de esta impiden el embarazo.
-Compresión a órganos adyacentes. El útero se encuentra entre la vejiga y el recto por lo que puede haber micciones frecuentes y trastornos intestinales.
-Molestia en la actividad sexual, infección en las vías urinarias recurrentes u orinar frecuentemente.
-Dolor durante la menstruación, que conforme van avanzando los años, se intensifica.

Ahora bien, los miomas tienen diferentes tamaños, pueden ser microscópicos o de gran tamaño llegando a pesar hasta 5 kilos. Por lo que los síntomas no estarán relacionados al tamaño sino a su localización.

“Pueden estar localizados en el endometrio y causar hemorragias, llamados miomas submucosos o en la capa intermedia o muscular del útero, llamados miomas intramurales, hay otros que se llaman miomas subserosos que se encuentran en la capa más externa muscular. Todos pueden crecer y comprimir los órganos adyacentes”, manifiesta el Dr. Carrasco.

Para identificar los miomas, el especialista refiere que se debe poner atención cuando la mujer no puede embarazarse, por dolor en el periodo y menstruaciones abundantes. Señala que la mayoría de las pacientes comienzan con síntomas entre los 40 y 50 años, sin embargo, en las pacientes más jóvenes el diagnóstico generalmente se da por la sospecha de infertilidad.

En cuanto al tratamiento, el especialista subraya que no todas las pacientes van a requerirlo. Hay medicamentos que se utilizan para reducir el tamaño, pero no existe un medicamento que los quite totalmente. “Depende de las necesidades de cada paciente, si una mujer desea embarazarse, la opción es quitarle los miomas o, si persiste con dolor o sangrado menstrual en mujeres que se encuentran en la menopausia, se propone retirar el útero”.

Explica que para tratar los miomas es importante conocer la localización de estos e individualizar a cada paciente. En el caso de una mujer joven que tiene problemas de fertilidad y tiene miomas que están ocupando la cavidad del endometrio, se puede hacer un examen para introducir una cámara dentro del útero y rasurar o quemar los miomas para que quede pareja la capa interna y no interfiera en la formación del embrión.

Otra técnica es la cirugía laparoscópica, llamada miomectomía de mínima invasión, no obstante, cuando se trata de un tumor muy grande, la opción será hacer cirugía abierta. En todos los casos, los médicos deben estar entrenados en los diversos tipos de procedimientos que existen para resolver el problema de forma eficaz.

Asegura que en la consulta diaria se encuentra a tres pacientes con miomas, lo cual demuestra que hay una incidencia elevada. Generalmente, la paciente llega porque tiene dolor durante su periodo menstrual, mucho sangrado, no puede tener relaciones sexuales o porque no se puede embarazar.

Advierte que no es normal que haya menstruaciones dolorosas o con coágulos. “La mujer no debe aguantarse, si nota que cambia el ritmo menstrual algo está pasando, si el sangrado de la menstruación es de 4 a 5 días, pero de repente sangra de 10 a 15 días no es normal y debe revisarse”, apunta el Dr. Jorge Carrasco.

Finalmente, invita a las pacientes a que visiten a su ginecólogo, que les hará una exploración física y ultrasonido para detectar los miomas, o bien, una resonancia magnética o tomografía para evaluar el momento adecuado de dar tratamiento o llevar a cabo un proceso quirúrgico.

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