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Ana Carolina asfixió y calcinó a sus padres adoptivos; la han liberado

A sus 21 años, Ana Carolina López Enríquez obtuvo el pasado fin de semana su liberación del Centro Especializado de Reinserción Social (Cersai) en la avenida Juan Pablo Segundo, en donde pasó los últimos cuatro años y diez meses de prisión.

La joven fue liberada por orden de un Juez Especializado de Justicia para Adolescentes Infractores en medio de un fuerte hermetismo para no afectar su salida, informaron fuentes de la FGE.
Ana Carolina López fue recluida el 3 de mayo de 2013, en ese centro especializado de reinserción, y posteriormente fue sentenciada a 14 años y seis meses de prisión, por haber planeado y ejecutado el asesinato de sus padrastros, los señores Efrén López Tarango de 88 años y la señora Albertina Enríquez Ortegón de 69, crimen que conmocionó a la sociedad chihuahuense por el grado de brutalidad y en el que participó su novio y un amigo de este.


Sin embargo ante la publicación de la nueva Ley Nacional de Justicia para Adolescentes Infractores, que impuso cinco años de cárcel como pena máxima para los menores infractores en el país, la joven sentenciada se sometió a ese beneficio y pidió la disminución de la pena, misma que se le concedió.
Durante su tiempo en prisión, la joven mostró un comportamiento “ejemplar” dentro del Centro Especializado en Reinserción Social para Menores Infractores, socializando con las jóvenes ahí recluidas asimismo participó en múltiples actividades escolares, deportivas (judo) y de recreación.
Ni amigos de la escuela (de la Universidad TecMilenio donde antes estudiaba) o familiares directos del matrimonio conformado por los empresarios Efrén López y/o Albertina Enríquez, acudieron a verla, desde que ella junto con su entonces novio José Alberto Grajeda Batista y Mauro Alexis Gómez Zamarrón, éste último presunto cómplice, fueron detenidos por haber planeado y asesinado al referido matrimonio en el interior del propio domicilio de las víctimas y posteriormente calcinarlos.
Cuando el suceso se dio a conocer a la opinión pública se encontraron elementos sicológicos en los tres jóvenes que encajaban en el cuadro sicópata, nunca antes vistos en la Unidad Especializada de Atención a Delitos contra la Vida de la Fiscalía Zona Centro, mismos que consternaron a la comunidad chihuahuense

¿Quién es y cómo es Ana Carolina?

Luego del crimen, la menor reportó la presunta desaparición de sus padres, María Albertina Enríquez de 68 años y Efrén López Tarango de 88, sin embargo en las investigaciones de la Fiscalía, el novio de la jovencita, José Alberto Grajeda Bastista se quebró durante la entrevista y confesó el crimen que planeó junto con la menor y otro amigo de nombre Mauro Alexis Domínguez Zamarrón.

Cuando se enteraron de la noticia, varios de los conocidos de la joven entraron en shock; los amigos de Ana Carolina, principalmente cuatro ( dos gemelos, y otra muchacha, ahijada de las víctimas-), no lo podían creer: “ya no quieren volver a ver a la chica, están muy enojados con ella,” reveló en entrevista una fuente cercana.

Ana Carolina tiene 17 años, en Febrero de 2014 cumplirá su mayoría de edad; desde pequeña fue dada en adopción, su madre biológica falleció por VIH SIDA hace cinco años, el padre murió hace tiempo, le sobrevive una hermana biológica pocos años mayor que ella.

Para quienes trataron a Ana, la describen como tranquila, reservada, inteligente, no muy sociable y aunque se llevaba muy bien con sus cuatro amigos compañeros de escuela, no obstante, señalan que en ocasiones se aislaba y era inexpresiva.

Siempre lucía uñas impecables “muy bien arregladitas de salón”, la mayor parte del tiempo llevaba suelto su cabello largo ondulado, usaba jeans o falditas cómodas, andaba bien vestida pero sin llamar la atención ni caer en la vanidad extrema, así describen la imagen habitual de la joven que cursaba el cuarto semestre de preparatoria.

En lo que a su desempeño escolar corresponde, Ana era buena estudiante, no le conocían problemas , ni con compañeros ni maestros, no faltaba a clases y era dedicada a cumplir sus tareas académicas.

Aunque ella siempre supo que era adoptada, el comportamiento de la menor hacía sus padres no mostraba nada fuera de lo normal:, “en ocasiones discutía con la mamá por teléfono pero como típica adolescente” apunta la persona que describe a Ana Carolina.

“Nunca imaginé que fuera capaz de hacerle algo a sus papás, ellos le daban todo, cuando me enteré de la noticia y que era ella, yo lloré” agrega la fuente cercana a la familia, (quien prefirió omitir su nombre).

Efrén y Albertina daban todo lo que estuviera en sus manos a la jovencita, inclusive, aunque ella conducía el auto de la mamá, pronto le iban a comprar su propio vehículo e iban a pagarle lo necesario para cursar el siguiente semestre de estudios en Estados Unidos.

Pero los planes de Ana eran diferentes; ella llegó a comentar entre sus amistades que ya quería casarse, tener hijos para formar su propia familia “con hijos que sí fueran suyos”.

Relación con José Alberto Grajeda Bastista

Cuatro meses llevaban de relación estable Ana y José Alberto, ya que previamente estaban juntos de forma intermitente, ya que, cortaban y volvían,” .

A decir de gente que la conoció, el noviazgo parecía “sentarle bien” a Ana, puesto que antes de ser novia de José Alberto; era muy geniosa, si algo no le gustaba se le notaba en la cara.

El amorío de la joven pareja dejó de ser bien visto por los padres adoptivos de Ana quienes en castigo le negaron a José Alberto el acceso a la casa luego de una discusión porque ella no iba a clases de natación por irse con él.

Fueron esas peleas y una propuesta de su amigo Mauro lo que desataron la idea del estremecedor crimen que planearon con un mes de anticipación; querían matarlos para ella quedarse con la herencia de los padres, comprar anillos de compromiso, el departamento y casarse, -confesó en su declaración el novio, José Alberto-, quién por otra parte en entrevistas anexas que le hicieron sicólogos aludió que era Ana la que llevaba las riendas de la relación, puesto que “ella lo manipulaba con sexo”.

El crimen

Ana, su novio Alberto y el amigo Mauro, eligieron el día viernes para cometer el crimen, puesto que en esa fecha la mujer que acude a realizar la limpieza descansa, según se reveló cuando el Ministerio Publico dio detalles del asesinato durante la audiencia de vinculación de los dos varones.

El MP explicó que el día de los hechos, los jóvenes esperaron a que Efrén (el padre) se fuera a jugar billar , después Ana dejó pasar a su casa a Mauro y Alberto; cuando ya estaban adentro llamó a su madre Albertina para que fuera a la cocina, pero la mujer no quiso salir “porque estaba en fachas”.

Con la negativa de la mujer, hicieron ruidos y fingieron que Mauro y Alberto ya se habían retirado. Al creer que ya no estaban, Albertina accedió a ir a la cocina, pero al entrar Mauro la sorprendió por la espalda y con sus manos empezó a estrangularla, después uso cables eléctricos para ahorcarla y finalmente le inyectaron tres jeringas de ácido en el pecho y en la yugular; posteriormente escondieron el cuerpo y esperaron a que llegara Efrén, (el padre).

Alberto fue quien estranguló al padre y amarró su cuello a una pata de la mesa «para en caso de que despertar no pudiera moverse» expresó el joven en su declaración; a la segunda víctima también le inyectaron en la yugular.

Tras consumar el crimen los jóvenes tomaron alrededor de 20 mil pesos que tenían las víctimas en una bodega, después se limpiaron las manos con cloro y se “fueron a comer Dogos a un local de la Avenida Ortíz Mena, donde comentaron cómo se sentían después de matarlos”.

Luego de cenar, regresaron a la vivienda donde bebieron las cervezas que había en el refrigerador, conversaron y fueron a dormirse. A la mañana limpiaron la escena, subieron los cuerpos a la camioneta Honda color azul, buscaron tres botes de plástico para ir a la gasolinera a comprar trece litros de gasolina.

Mauro manejó la camioneta hasta que llegaron a un terreno baldío a las fueras de la ciudad por el Periférico Lombardo Toledano, cerca de un centro recreativo de nombre Sapo Verde, ahí arrojaron los cuerpos.

Al momento de tratar de quemarlos, se percataron de que no tenían con que prender fuego, por lo que subieron de nuevo al vehículo, fueron a una tienda a comprar cerillos, regresaron y finalmente José Alberto, prendió los cuerpos.

Posteriormente acudieron a restaurante; después Alberto y Ana acudieron Telcel y por último, a plaza Galerías donde llegaron a una joyería para medirse anillos de compromiso, mientras que su novio José Alberto se compró un reloj.

Por la noche, Ana Carolina se arregló para ir a unos XV años en los que José Alberto iba a trabajar como mesero, ahí disfrutó la noche.

Al día siguiente, Ana decidió reportar primero con su tía y después a las autoridades a sus padres como desaparecidos.

”Tenía mis razones para matarlos”

A continuación se transcribe textualmente su testimonio, “Yolanda es una joven que lleva tres años interna en un centro para adolescentes en el estado de Chihuahua y quien tiene una pena de 14 años por haber dado muerte a sus padres adoptivos. Ella estudió hasta el primer grado de la preparatoria antes de ingresar y dice que le gustaba mucho estudiar.

Su padre biológico es un hombre que pide limosna en las calles de la ciudad. Su madre biológica murió de SIDA cuando ella nació. Cuando ella tenía un año, fue adoptada por una pareja en la que el padre tenía 65 años y la madre 45. Este era el segundo matrimonio para el señor que tenía seis hijos de una unión previa. Ella explica: “los hijos de mi papá adoptivo no eran como mis hermanos, no procuraban a su papá más que para pedirle dinero y eso me molestaba mucho. Ellos ya eran mayores de edad cuando yo era pequeña”.

Ella habla de su padre adoptivo como su “padrastro” y refiere haber sufrido malos tratos, humillaciones y abusos sexuales por parte de él cuando era pequeña. Señala también que su madre adoptiva le tenía miedo a su padrastro y por eso no la defendía. El padrastro consumía alcohol con frecuencia y era dueño de varios bares y cantinas en la localidad, así como tenía diversas propiedades y cuentas bancarias, por lo que tenía una buena posición económica.

“Yo quería amor –dice Yolanda- y ellos sólo lo compraban todo con dinero, pero nunca mostraban su cariño con humildad. Nadie va a entender lo que yo aguanté muchos años; no lo hice porque sí, tuve mis motivos. Yo, desde los diez años, tenía mucho coraje contra los dos por golpes, regaños, presiones, humillaciones y la edad de ellos no ayudaba, teníamos muy mala relación.

Yo sólo tenía confianza con mi pareja y un día le dije que si me ayudaba a matarlos y me dijo que sí y él le dijo a un amigo suyo que también nos ayudó. Mi novio y su amigo tenían 18 años y ahora se encuentran en la cárcel con una sentencia de 37 años. Yo lo planeé, les dije a qué hora fueran a mi casa, les dije que quería que mis papás tuvieran una muerte rápida y no sangrienta así que el amigo estranguló a mi mamá y mi novio asfixió a mi papá… Yo fingí que los habían secuestrado y comenzaron a investigar a todos mis tíos y no pensé que me iban a entrevistar a mí y también entrevistaron a mi novio y como caímos en contradicciones, se dieron cuenta y yo prácticamente me entregué.

Yo estaba en shock, no asimilaba nada y no podía creer lo que había sucedido, yo no lloraba, contestaba todo tranquila, sin alterarme… la jueza me dijo cosas muy feas, dijo que yo no era normal ni sociable, que era psicópata porque nunca me vio llorar. Lo que pasa es que yo estaba en shock, no asimilaba nada y no podía creer lo que había sucedido…”.

Estando interna ha recuperado la relación con su papá biológico quien la visita cada semana y la apoya. Dice que estar interna le ha servido “para aprender nuevas cosas y para valerme por mí misma y aprender a valorar las cosas. Ahora he podido extrañar a mis papás adoptivos y llorar por ellos”, concluyó el testimonio de la joven parricida.

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La juarense que a través de osos de peluche trae consuelo a familiares fallecidos por COVID-19

Decenas de miles de familias en México no han podido despedirse de sus seres queridos por la pandemia. Esa herida, obligada a cerrar de golpe, ha generado tristeza, depresión y desesperanza. Un duelo extraño que ha generado maneras ingeniosas de tratar de recordar a los que se han ido. Eréndira Guerrero es una artesana de 55 años originaria de Ciudad Juárez, la ciudad más poblada de Chihuahua (norte de México) que fabrica osos de tela con la ropa de las personas fallecidas por covid-19 para que sus familiares puedan recordarlos.

“Hay gente que me dice que tener ese pedacito de tela de su ser querido es simbólico. Ellos se reconfortan y se sienten conectados a su familiar. Cuando lo reciben muestran mucha ternura, caras de alivio, de tranquilidad”, dice Guerrero a través del teléfono.

El taller de Eréndira Guerrero en Ciudad Juárez, Chihuahua. Reuters

Chihuahua, ahora en semáforo naranja, ha sido un Estado fuertemente golpeado por la pandemia con más de 37.500 casos detectados hasta ahora y más de 4.500 personas fallecidas. “En México recordar a los seres queridos es parte de nuestra cultura. Nosotros creemos que nuestros familiares no se van, sino que trascienden a otro plano y saberlos junto a nosotros, representados con algo como este oso, es como si estuvieran aquí”, dice emocionada la artesana.

Aunque ya fabricaba estos muñecos antes de la pandemia, ahora la demanda ha crecido y tiene pedidos para las próximas dos semanas. A través de su página en Facebook y con un pequeño taller en su casa, atiende las peticiones del público y realiza envíos a toda la República y a Estados Unidos. Guerrero apunta que los osos pueden estar fabricados con tela recién comprada y ser un bonito regalo para cumpleaños, aniversarios y otras celebraciones. Cada muñeco representa un día entero de trabajo. Además de la tela personalizada, el osito lleva un mensaje bordado que recuerda a quien está dedicado y próximamente su autora quiere incluir grabaciones de voz.

«Esta es una camisa que solía ponerme. Cada vez que la abraces recuerda lo mucho que te quiero. Papá», dice una de las etiquetas que acompañan a los osos de tela. Reuters

Eréndira Guerrero dice que durante la pandemia la sociedad necesita ser más sensible con el sufrimiento y la tristeza por la que están pasando muchas personas. “Ciudad Juárez es una ciudad muy golpeada primero por la delincuencia y luego por la pandemia. Eso nos ha hecho más inmunes al dolor ajeno y necesitamos ser más empáticos con los demás, tanto en lo emocional, como en lo económico”, recuerda.

 

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Romeyno, el pianista de la Sierra Tarahumara

Por: Enrique Corte Barrera y Adria Lozano Castro, Asociación de Administradores de Recursos Informativos (ASAR AC)

Fotos: Arturo Rodríguez Torija y archivo

Faltaban seis años para que naciera Romeyno Gutiérrez, cuando su destino ya había sido marcado por una buena estrella. Originario de Retosachi —Batopilas, Chihuahua— creció como cualquier joven de su comunidad, con la diferencia de que fue apadrinado por un músico reconocido mundialmente, y que gracias a su esfuerzo y talento ha comenzado a construir una trayectoria propia como el primer pianista indígena de Latinoamérica.

x-2El futuro de Romeyno comenzó a tejerse en 1980, cuando el pianista californiano y egresado de la Universidad de Música de Viena, Romayne Wheeler, quedó varado en el Cañón del Colorado, lugar hasta el cual viajó como parte de sus investigaciones sobre la música, danza y cultura de los indígenas Hopis y Navajos que hasta la fecha habitan esos territorios.

Sin embargo, una fuerte ventisca lo obligó a quedarse en su hotel en Albuquerque, Nuevo México, donde aburrido y desilusionado tomó un ejemplar de la revista National Geographic y observó las imágenes de la Sierra Tarahumara captadas por el misionero Luis Verplanken, que lo cautivaron a tal grado que se propuso conocer esas majestuosas barrancas y a sus milenarios habitantes.

Un año después, Wheeler cumplió su objetivo y llegó a la Barranca del Cobre donde x-1conoció a Regina Luna y Juan Gutiérrez, una pareja de rarámuris de quienes se hizo amigo a pesar de que no hablaban el mismo idioma; no obstante, lograron entenderse mediante el lenguaje universal: la música. La experiencia fue tan grata que el norteamericano prometió regresar para compartir con ellos la fiesta de Año Nuevo, y cumplió. En honor a esa amistad los anfitriones le ofrecieron que apadrinara a su primer hijo, quien nació en 1986 y fue bautizado como Romeyno.

Ahora, con 30 años cumplidos, Romeyno es una promesa de la música regional chihuahuense y a la vez un intérprete de las melodías más cosmopolitas, pues entre sus compositores favoritos se encuentran Chopin, Mozart, Bethoven y Liszt. Además estudia en la Facultad de Artes de la Universidad Autónoma de Chihuahua, y ha tocado en países como Austria, Alemania, Holanda, Italia, España, Suiza, Reino Unido y varias locaciones de Estados Unidos, donde ha sido ovacionado de pie por los públicos más exigentes.

¿Cuál fue tu primer contacto con la música?

11204910_10207194228482962_3476328193579888234_nMi papá es violinista y mi mamá sabe tocar la guitarra, así que desde niño yo crecí entre músicos, pero fue hasta que conocí a mi padrino, a los ocho o nueve años, que empecé a aprender, como un juego…

¿Y cómo descubriste el piano?

El primer piano que conocí fue un Steinway and Sons de 1917 que funcionaba con energía x3solar. Mi padrino lo mandó traer en un camión que tardó diecisiete horas en llegar, y para protegerlo lo envolvieron en quince colchones y cuatro toneladas de papas para protegerlo. El piano llegó sin un rasguño y con las papas le pagaron a los dieciocho vecinos que lo subieron hasta la cueva, un lugar llamado Pianchi, que significa “el lugar del piano”, donde vive mi padrino. Era un piano tan brilloso y limpio que no me atrevía ni a acercarme, aunque desde bebé me llamaba la atención.

¿Cuándo lo tocaste por primera vez?

14650674_1440617699300436_6221294685651743908_nA mi padrino se le hizo raro que yo pasara tantas horas sentado viéndolo ensayar, así que me invitó a que lo tocara y así empecé. Yo cuidaba las chivas, cargaba leña, corría por los barrancos. Tenía una vida normal. Propiamente no estudiaba música, pues tenía que caminar casi cuatro horas hasta la escuela en Huisuchi, en Urique. Allá me quedaba toda la semana y regresaba los fines, que era cuando a veces podía tocar el piano de mi padrino.

¿Cómo fue tu primera interpretación en público?

Tenía como ocho años. Llegaron unos políticos en campaña a la cabaña de mi padrino y de repente dijeron que yo tocara algo. Yo muy tímido, con miedo, con vergüenza. No quería tocar hasta que mi padrino les dijo que necesitaban darme una motivación y empezaron a darme dos, tres, cuatro pesos. Entonces toqué “El Changuito”, ese fue mi primer enfrentamiento con el público. Me aplaudieron muy bien, fue una motivación muy grande. Ya ante un público grande toqué en 2005 en el Zócalo, en un evento para juntar víveres. Mi papá tocó el violín y yo el piano, y en eso llegó una televisora y pusieron la cámara pegadita a mis dedos. Había mucha gente. Sí me dieron nervios, pero todo salió bien y ya me sentí más seguro. Luego, en 2013, me fui de gira a Europa y me sorprendió que todos los niños supieran tocar un instrumento aunque no fueran músicos.

¿Qué opinó tu familia de que quisieras dedicarte a la música?

Mis papás muy contentos, pues ellos se dedican a la música, pero cuando les dije que quería estudiar eso no estaban muy de acuerdo. No porque no les gustara lo que yo hacía sino que mi papá sabía que era una carrera muy difícil, muy larga. Me dijeron que estudiara la Escuela Normal para que fuera maestro, que estudiara ingeniería para que luego yo tuviera mi propio trabajo, pues les daba miedo que algo les pasara y no pudieran ayudarme, pero mi decisión ya estaba hecha y cuando vieron que daba conciertos aquí y en Europa, se convencieron y me apoyaron.

¿A qué edad comenzaste a estudiar música formalmente?

La base del piano la aprendí con mi padrino, pero él es un músico muy dedicado y como 11026247_10152970398737149_43207272457602317_ntiene que ensayar ocho horas al día no tenía tiempo para enseñarme, así que cuando cumplí 15 años me fui a Morelia a estudiar en el Conservatorio de Las Rosas. Luego volví a Chihuahua donde tomé clases particulares con las maestras Lilit Margaryan y Tstevick Aivasyan, ambas originarias de Armenia, quienes lo prepararon para ingresar al Conservatorio de Chihuahua, y luego a la Facultad de Artes.

¿Qué diferencias notaste entre la música de tu comunidad y la del exterior?

Para nosotros  la música es una oración. Es rendirle tributo a nuestro creador, una photoescudo_el_misticismo_de_los_tarahumara_header_semana_santa_tarahumaraalabanza. Nunca es para darle felicidad al ser humano sino al creador. En nuestra comunidad siempre hay fiesta y cuando hay fiesta hay música. No nos preocupaba mucho qué pasara alrededor ni había de qué preocuparse mientras estuviéramos dentro de la comunidad.

¿Cómo te ha recibido el público en tus giras?

14457300_1200912299972669_1652692879349879419_nSiempre he sido muy bien recibido. Me han dicho que conocen a muchos pianistas que son virtuosos, muy buenos en la técnica, pero que no tienen esa musicalidad que tengo yo. Aprendí de mi padrino y por eso doy una pequeña introducción de cada pieza que voy a tocar o un saludo, aunque cuando les hablo de mi pueblo la mayoría no saben quiénes somos ni dónde estamos.

¿Has enfrentado racismo en tu carrera?

Yo no, pero tengo compañeros universitarios rarámuris que sí han sentido que los han12038091_10153372323636051_4766605240331816747_n hecho menos. Actualmente con las redes sociales es muy fácil contactarse uno al otro, entonces me han contactado muchos de ellos diciéndome que soy su inspiración, aunque siempre ha sido difícil para mí pues no hablo español al cien por ciento y no comprendo muy bien.

¿Cómo te tratan en tu comunidad?

14658230_1438312126197660_2067208659_nA veces me siento apenado porque ahora mis conocidos me ven como si yo estuviera en un nivel muy alto, pero soy como ellos, soy parte de la comunidad. Ellos lo hacen por respeto. Me tratan muy bien. Yo les doy consejos de que no hay que detenerse si en verdad quiere uno salir adelante y trato de ayudarlos.

¿Cómo ayudas a tu comunidad?

Mi padrino fundó la asociación civil El Pianista de la Sierra Tarahumara AC, y en todos los conciertos damos trípticos al público y ponemos cartelones para recaudar fondos. Les47-2 explicamos dónde está la Sierra y quiénes somos. Con el dinero mi padrino abrió un kínder para que los niños de tres años no tengan que abandonar a sus papás ni su comunidad. También hay una pequeña clínica porque también está muy abandonada la salud. Algunos empresarios han ayudado para construir la clínica en Retosachi y la escuela; ya tenemos un médico activo y ya va mucha gente ahí en lugar de ir a la que es del gobierno. El público colabora con medicinas y pequeños apoyos.

¿Qué otros retos enfrenta tu pueblo?

Sentimos que estamos perdiendo la cultura. Muchos jóvenes ya no quieren bailar o ya no14642658_1438314782864061_212257981_n quieren vestir los trajes, pero también es porque lo que llega es la ropa de ustedes. A lo mejor si mandaran telas podríamos seguir haciendo nuestra ropa, aunque también uno está contento de recibir chamarras porque para el invierno es muy buena ayuda. También el idioma se pierde por que ponen maestros que hablan español en la primaria, y ahí es donde está la base, o mandan maestros de otra región que aunque hablen rarámuri es muy distinto y no se entiende muy bien. También es importante que los niños no se vayan a estudiar fuera, que no se salgan tan chiquitos de la comunidad.

¿Crees que la música ayude a enfrentar estos problemas?

Depende del tipo de música. Hay mucha violencia en los narcocorridos y a los jóvenes les llama la atención. Se sienten muy emocionados de escuchar eso y quieren ser como los que cantan. También hay unas músicas que te hacen sentir muy sano. Yo gracias a dios que crecí en ese ambiente. No es por presumir, pero mis amigos rarámuris me dicen que soy una persona muy educada y eso se lo debo a que crecí en el ambiente de la cultura.

¿Qué planeas para tu futuro?

1655946_10152651447103942_1226726716_nQuiero pasar tiempo con mi hija de seis años y mi esposa que también es rarámuri. Ella estudió enfermería y está trabajando en el Hospital General. Yo me quiero titular de la carrera y voy a seguir dando conciertos. También compongo. Mi proyecto al futuro es poder escribir música rarámuri y hacer arreglos para orquestas. Hay más músicos rarámuri, por ejemplo Martín Makawi quien es músico y poeta; don Erasmo Palma que también ha ganado premios con el violín. También quiero seguir una cadena. Si mi padrino me ayudó, yo quiero por lo menos apadrinar a varios niños, pero ahorita he pensado en general en la comunidad.

¿Qué consejo le darías a quienes quieran seguir tu ejemplo?

Que si se les presenta alguna oportunidad, pues aprovecharla lo más que se pueda. Yo 14322583_1295688417128163_2766016815711507728_ngracias a Dios tuve oportunidad de que mi padrino llegara, si no fuera por él yo no estaría aquí… estaría en el campo con mis papás. Es un ambiente sano pero con el tiempo va cambiando por la cosa de la droga y ahí se va involucrando uno a otro por desesperación. Los que quieran salir adelante, si tienen una mínima oportunidad que lo aprovechen y desarrollen su propia mente para algo bien a la humanidad. También quiero decirles que si alguna persona está interesada en ayudar a la comunidad, puedan acudir a nosotros y preguntar en nuestra página www.romaynewheeler.org.mx o que nos contacten por Facebook. Muchas gracias.

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