Conecta con nosotros

Opinión

¡A votar con pasión! Por Caleb Ordóñez Talavera

Published

on

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez T.

Hoy es un gran día para hacer historia. Todo quedó atrás, las campañas costosas, las propuestas, la propaganda que ensució las calles, los mensajes de desprestigio y la guerra sucia que solo busca desalentar, inhibir el voto y hacer ganar el nocivo, funesto y maligno abstencionismo, el que deja en manos de pocos el destino de muchos.

Atrás quedaron los debates álgidos en las comidas familiares, los alegatos a favor de uno u otro de los candidatos en bares y grupos de whatsapp. Algunos llegaron al clímax mas extremo: ofender, calumniar e insultar incluso dejar una amistad por defender un color o una bandera. Muy atrás quedaron las llamadas telefónicas a deshora promoviendo a uno u otro de los abanderados o hablando mal de ellos. Ya no te molestarán más.

Pero en el fondo, todavía siguen pendientes muchas cosas que se definen hoy. Se define tu participación real, no tus gustos o tus apasionamientos. Se define tu condición de ciudadano, lo tanto que amas tu tierra o lo mínimo que representa para ti su futuro.

El miserable 43%

Hoy todos tenemos un solo enemigo a vencer, romper la barrera del 43% la votación típica, la que esperan algunos para beneficiarse del voto duro, la que nos deja frustrados como ciudadanos, hoy tenemos que vencer esa pereza, apatía y la desidia que solo ha fabricado elecciones clientelares y dominadas por la organización más grande, más adinerada o la más mañosa.

Romper con el 43% es pegarle duro al sistema, enseñarles a “ellos”, los que ruegan nuestro voto, que algo está cambiando y nuestra participación lo demuestra, porque un voto para algunos puede costar más o menos de $500 pesos, pero para quienes sabemos lo que representa, entendemos que ha valido valentía y sangre, que muchos han dado hasta su vida porque tengamos el grandioso derecho de sufragar, hoy visto “tan poca cosa”, por eso es invaluable.

Que gane Chihuahua

Solo importa que la gente gane, pues me atrevo a decir que no interesa que candidato salga vencedor, mientras la gran mayoría haya decidido, mientras cada persona vote con alegría y con la satisfacción de haber cumplido con un deber tan grande.

Hagamos que otros se levanten, que las filas sean interminables, que los ojos ciudadanos estén en cada casilla vigilando la voluntad de la mayoría, pues al final, luego de que “ellos” gastaran millones por nuestro voto, lo más notable es demostrarles que no son electos para desaparecer o ser “nuestros patrones”, que no se equivoquen, cuando la gente sale a votar es para exigirles, para reclamar un desempeño tan ilustre en su cargo como nuestra participación lo señale. Una nueva generación está naciendo en el país, más decidida, participativa y libre.

Elegimos al mejor personal para representarnos.

Hasta ayer éramos simples espectadores del show de unos cuantos, hoy somos ciudadanos apasionados, entendidos y motivados por ver una nueva realidad. Estamos enfrentados a nuestra realidad pero con otra actitud, porque nuestro voto es una elección pero no es un cheque en blanco ni una voluntad expresa para que mañana nuestros representantes y gobernantes crean que han “triunfado”. Ir a votar va más allá de acudir a una urna, es firmar un convenio de colaboración; es poner los ojos en quienes resulten favorecidos y no dejarlos en paz, hacer un marcaje personal sobre lo que hacen diariamente y a favor de quién.

Porque finalmente estamos contratando al personal que debe hacer lo mejor que tengan sus capacidades para representarnos, porque nosotros somos sus patrones y ellos se enfrentan al jurado, que debe ser el más crítico, comprometido y profundamente demandante.

¡A votar con pasión porque es el día de hacer historia!

Facebook.com/CalebOrdonezT

Twitter.com/CalebMX

Opinión

Duarte: de los bares de Chihuahua al Altiplano. Por Karen Torres

Published

on

By

En México y en la política, lo que parece pasado, siempre regresa para explicar el presente. Hay nombres que regresan una y otra vez como si fueran espectros empeñados en recordarnos las fracturas del sistema. Uno de ellos es César Horacio Duarte Jáquez, exgobernador de Chihuahua (2010-2016), figura central de uno de los expedientes de corrupción más voluminosos en la historia reciente del país.

Karen Torres A.

Y ahora, tras años de idas y venidas judiciales, vuelve a los titulares: la Fiscalía General de la República ordenó su recaptura y lo trasladó al penal de máxima seguridad del Altiplano.

Este episodio no ocurre en el vacío. Es parte de una historia que lleva casi una década escribiéndose entre detenciones, extradiciones, procesos fragmentados y una libertad condicional que muchos chihuahuenses vieron como una burla abierta.

Pero también es un movimiento político que envía un mensaje contundente: la nueva administración federal quiere que se entienda que, al menos en la Fiscalía, el viejo pacto de impunidad ya no opera “para algunos”. Y Duarte es la vívida señal, ojalá esto no se trate únicamente de justicia selectiva.

Duarte huyó de México en 2017, cuando la entonces Fiscalía de Chihuahua, bajo el gobierno de Javier Corral, integró al menos 21 órdenes de aprehensión en su contra. Los cargos eran amplios y concretos:

  • Peculado agravado por más de 1,200 millones de pesos,
  • Desvío de recursos públicos hacia campañas priistas,
  • Enriquecimiento ilícito,
  • Uso indebido de atribuciones y facultades
  • Y una red de empresas fantasma operadas desde su círculo íntimo.

Fue detenido en Miami el 8 de julio de 2020 en Estados Unidos. Ahí pasó 2 años mientras se resolvía un proceso de extradición. Finalmente, en junio de 2022, el gobierno estadounidense lo entregó a México bajo cargos de peculado agravado y asociación delictuosa.

Su llegada al país fue presentada por la Fiscalía como un triunfo institucional. Pero para Chihuahua comenzaba un capítulo distinto: la prisión preventiva en el Cereso de Aquiles Serdán, donde Duarte permaneció alrededor de 2 años más, entre audiencias diferidas, cambios de jueces y tácticas legales el caso se fue transformando en un rompecabezas jurídico que pocos lograron seguir con claridad.

Llegó la cuestionada libertad condicional de 2024: 

En agosto de 2024, en una audiencia sorpresiva, Duarte obtuvo libertad condicional bajo el argumento de que llevaba tiempo suficiente privado de la libertad y que su conducta había sido “adecuada”, sin haber recibido sentencia alguna.

La imagen era insólita: un político acusado de desviar más de mil millones de pesos, señalado de haber quebrado fondos públicos y endeudado al estado por generaciones…

Seguir leyendo haciendo clic 

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto