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Opinión

COMER Y MALCOMER EN CHIHUAHUA POR VICTOR M. QUINTANA SILVEIRA

COMER Y MALCOMER EN CHIHUAHUA

El Foro por el Derecho a la Alimentación

´por: Víctor M. Quintana S.

Las y los chihuahuenses se reúnen para ver, pensar y actuar sobre su comer y su malcomer. Sábado 5 y domingo 6 se celebra en la capital del estado el “Foro por el Derecho a la Alimentación”. Lo impulsa toda una variedad de organizaciones campesinas, de consumidores, de mujeres, de derechos humanos, de jóvenes, de ecologistas. Participan además organizaciones nacionales como la campaña “Sin Maíz no hay  País” y las internacionales OXFAM YGreenpeace.

El Foro tendrá dos partes: el sábado se van a analizar la realidad de la producción de alimentos en nuestro estado, la situación de nutrición y malnutrición de sus habitantes: los hábitos de consumo y las enfermedades que de ahí se derivan. Enseguida se van a considerar las diversas experiencias y prácticas de resistencia al modelo dominante agro-alimentario y de construcción de alternativas de producción, distribución y consumo de manera sustentable y solidaria. Será un foro abierto a todo el mundo que se llevará a cabo el sábado en el local de El Barzón,  y el domingo culminará con un tianguis o mercado en la Plaza del Arte donde se expondrán, compartirán y venderán productos alimenticios aportados directamente por los campesinos e indígenas, alimentos orgánicos, artículos distribuidos por cooperativas de consumo, etc.

Son muy bienvenidas este tipo de alternativas, más en esta entidad donde los problemas de nutrición y malnutrición se han ido agudizando los últimos dos años.  A pesar de que en números absolutos y relativos la pobreza y la pobreza extrema han disminuido en Chihuahua entre 2010 y 2012, el porcentaje y el número de personas que padecen la carencia de acceso a la alimentación ha aumentado en 39 mil personas: de 624 mil 900 a 663 mil 900.

El problema de la inseguridad alimentaria también es agudo. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2012, Chihuahua ocupa el lugar 28 a nivel nacional en cuanto a la percepción de la gente sobre su inseguridad alimentaria.  En nuestro estado el 40.7%  de la población ha tenido que sacrificar la calidad de los alimentos, lo que la coloca en “inseguridad leve”; el  12.9%, ha tenido que sacrificar también algo de cantidad de alimentos, lo que la coloca en “inseguridad moderada”, y el 8.1% no ha podido acceder ni en calidad ni en cantidad a los alimentos indispensables, ubicándose en la “inseguridad alimentaria severa”.

De acuerdo a la Secretaría de Salud, el estado de Chihuahua, junto con los del sureste, Chiapas, Oaxaca y Guerrero,  y el estado de Hidalgo, experimentan los más altos porcentajes de “desnutrición severa” en el país, pues la padece entre un 8.1 y 10.1% de la población total. Las zonas de mayor desnutrición en nuestro estado son, ciertamente, los municipios serranos como Guachochi, Carichí, Balleza, Morelos, Batopilas, Guadalupe y Calvo  y Urique. Pero también hay fuertes lunares de desnutrición en las ciudades donde se concentra en números absolutos  un alto número de personas en extrema pobreza: Juárez, Chihuahua, Cuauhtémoc y Parral.

La desnutrición se manifiesta entre otros indicadores, en la baja talla para la edad de los niños. Y ésta sigue siendo un problema de salud pública para Chihuahua, según la propia encuesta. Afecta al 12% de los niños menores de cinco años, pero a nivel rural, a uno de cada cuatro infantes. Y a pesar de que se ha disminuido, la anemia sigue afectando sobre todo a los muy pequeños o a los adultos muy mayores.

No menor al problema de la nutrición es el de la malnutrición en Chihuahua. El comer en exceso o alimentos de mala calidad hace que el 11.4% de los niños menores de cinco años sean afectados por la obesidad y sobrepeso;  a tres de cada diez niños entre 5 y 11 años; al 31.4% de los adolescentes de entre 12 y 19 años. Para los adultos las cifras son aun peores: el 35.9% padecemos sobrepeso y el 30.2, sobrepeso. La población adulta chihuahuense con un peso adecuado apenas llega al 30%. Todo esto provoca que nuestra entidad figure en los primeros lugares nacionales en cuanto a la incidencia de la diabetes y la hipertensión.

Aun habría muchas cosas por decir, como por ejemplo, que superamos con mucho la media nacional y andamos cerca del máximo nacional en cuanto a consumo de bebidas alcohólicas, tanto en menores como en mayores de 20 años. Sin embargo, esto sería objeto de un posterior análisis en una futura entrega.

Lo absurdo de la situación que hemos analizado es que, al tiempo que Chihuahua presenta estos datos preocupantes de acceso a la alimentación, inseguridad alimentaria, desnutrición y malnutrición, nuestros productores rurales tienen una gran capacidad de producir alimentos buenos, suficientes, nutritivos y a bajo costo para las familias chihuahuenses.  Lo que pasa es que la política agroalimentaria de los diversos niveles de gobierno está diseñada para favorecer a los grandes productores, a los coyotes, a las grandes cadenas distribuidoras de alimentos y a los expendedores de comida chatarra.

Por eso es todo un acontecimiento este primer “Foro por el Derecho a la Alimentación”: porque si desde arriba los gobiernos no se preocupan por hacer efectivos los derechos a alimentarse de la población y a vivir dignamente de su trabajo de los campesinos, sólo la articulación entre ellos, sólo las iniciativas y las luchas desde abajo harán que Chihuahua se vaya convirtiendo en el estado del buen comer, buen producir y buen vivir para todas y para todos.

 

 

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El precio caro de la moda barata, Por Itali Heide

La vida moderna en la era del hipercapitalismo está llena de daños medioambientales inevitables – desde viajar en avión, los plásticos de un solo uso, hasta los pedidos de comida a domicilio – la contaminación parece ser algo natural para nosotros en esta época. Cuando se trata de la ropa que usamos, a menudo los impactos son menos que obvios.

La industria de la moda produce el 10% de todas las emisiones de carbono de la humanidad, lo que le ha valido ser de los mayores consumidores de agua y contaminar los océanos de la Tierra con peligrosos microplásticos, que acaban en nuestras playas y llegan al interior de los cuerpos de las criaturas que llaman al mar su hogar. La industria que nos ha mantenido al tanto de los trends en el mundo de la moda es el segundo mayor contaminante del mundo, solamente detrás de la industria petrolera. Entre más crece la industria, el daño medioambiental empeora de forma exponencial, también.

A medida que los consumidores alrededor del mundo compran más ropa, especialmente de empresas de fast fashion barata cuya popularidad no deja de aumentar, como Shein, Fashion Nova y Zara, por nombrar sólo algunas, el peaje para el medio ambiente se hace notar. La gente no sólo compra más del doble de ropa que a principios del milenio, sino que además conserva la ropa la mitad de tiempo.

Las tendencias cambiantes y la necesidad constante de validación alimentan la necesidad de comprar más y más, lo que conduce a una relación tóxica entre el consumidor y la empresa. Cuanto más compramos, más sufre el mundo y más validamos a las empresas que se aprovechan de nuestras inseguridades y de nuestra necesidad de impresionar constantemente.

La industria textil y de la moda tiene una cadena de suministro larga y compleja, que empieza en la agricultura y la producción petroquímica, hasta la fabricación, la logística y la venta. Cada proceso conlleva su propio conjunto de pesadillas, ya sea el impacto medioambiental o humano, ya que la industria explota a miles de personas en países de bajos ingresos por unos pocos centavos. Los impactos vienen en todas las tonalidades del arcoiris, empeorando a medida que el mundo sólo continúa por su camino orientado al consumo, en lugar de tomar las medidas necesarias para mejorar el futuro de la industria.

Entonces, ¿qué se puede hacer para frenar la contaminación? Puede que sea demasiado tarde para borrar todo el daño causado, pero nunca es demasiado tarde para mejorar. La moda sostenible es la respuesta, pero es un término que se utiliza cada vez más (y de forma exagerada) y que no suele estar respaldado, ya que las empresas prefieren utilizarlo para dar un lavado verde a su marca y (como es lógico) vender más ropa. La verdadera moda sostenible significa comprar menos y comprar de forma más inteligente, aunque hay muchas más cosas que pueden englobarse en este término.

¿Qué significa exactamente la moda sostenible? Cuando se hace realidad, las empresas de moda sostenible recortan las emisiones de CO2, abordan la sobreproducción, reducen la contaminación y los residuos, apoyan la biodiversidad y se aseguran de que sus trabajadores reciban una remuneración justa y tengan unas condiciones laborales seguras. Sin embargo, esto es sólo una pieza del rompecabezas. Aunque las empresas deben cargar con la mayor parte de la responsabilidad, ya que son las que están detrás de los problemas sistémicos en primer lugar, hay cosas que los consumidores también pueden hacer para apoyar la sostenibilidad. Comprar el mismo número de artículos con la etiqueta de ‘sostenible’ no es suficiente, sino que es necesario replantearnos por completo los hábitos de consumo y compra. Aquí unos tips para mejorar nuestra forma de comprar ropa:

1. Comprar menos y comprar mejor.
Cada año se producen en el mundo 100 mil millones de prendas. Antes de hacer una compra, pregúntate a ti mismo: Comprar ropa que nos sirva, en lugar de servir a la ropa, puede marcar una gran diferencia.

2. Invertir en marcas sostenibles.
Comprar mejor también significa apoyar a los diseñadores que utilizan prácticas sostenibles, pero ojo: cuidado con las empresas que utilizan el término para hacer greenwash y vender más cosas. Investigando y haciendo que las empresas se responsabilicen de sus acciones, podemos apoyar a las que hacen el bien por el mundo.

3. Compra de segunda mano y vintage.
La ropa pre-amada y reutilizada es una forma estupenda de estar al día con las tendencias pero sin dejar de cuidar el planeta. Utilizando aplicaciones que atienden a estos sectores, como Depop, o acudiendo a bazares y ventas de garaje, no sólo reciclamos ropa, sino que apoyamos a los negocios locales.

4. Prueba la moda digital.
Por último, pero no por ello menos importante, ¿por qué no utilizar la tecnología en nuestro beneficio? No es ningún secreto que gran parte del atractivo de la moda es la necesidad de mantener las apariencias en línea, ya sea publicando una bonita historia en Instagram o bailando para un TikTok. Con la realidad virtual convirtiéndose en algo cotidiano, aplicaciones como DressX están atendiendo a la reinvención del consumo de moda a través de ropa digital que se puede poner encima de fotos y vídeos. Esto puede ofrecer una gran alternativa para el futuro de la moda, así que ¿por qué no probarlo?

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El regreso a las aulas, un camino resiliente. Por Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez T.

Sonidos de claxon, el pesado ambiente del smog, mentadasde madre, ríos de automóviles y más automóviles… ¡El próximo lunes nos espera un verdadero caos!

Las ciudades más importantes del país ya están sintiendo la “pesadez” de la salida de millones de personas a la calles por el tema de la presencia de alumnos en las aulas, lo que ha desencadenado un feroz debate nacional digno de analizar.

La reactivación económica tiene que ver con la movilidad. El consumo de la gasolina, tanto en los particulares como en los servicios públicos de transporte, podrían suponer que habrá un “despertar” financiero que liga a las escuelas con el final del home office para los padres de familia, ¿Qué tan cierto es eso?

José Manuel López Campos, presidente de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo, tiene la seguridad de que el gasto ejercido por los mexicanos solo por útiles escolares superará los 25 mil millones de pesos. Una cantidad abismal, que suponen unos 30 millones de alumnos, esto sin contar uniformes escolares ni alimentos diarios fuera de casa.

Una arista de esta “reactivación económica” podría ser que el mercado informal nunca decayó, incluso se posicionó. Demostró que es indispensable, por lo que se podría pensar que la mayoría de los hogares mexicanos podrían aceptar el cargo.

Pero, ¿vale la pena regresar a clases y gastar por alumno –en promedio- más de mil pesos o persistir en un escenario de encierro digital y continuar con un gasto corriente de pandemia?

 

Tendríamos que admitir que este dilema es funcional para economía social, sin embargo para millones de mexicanos sin trabajos estables es prácticamente imposible: Regresar a las aulas es un sí o sí.

Esta pandemia nos ha demostrado, que lamentablemente se ha condenado a toda una generación que podría marcarlos con una desigualdad mayor y mucho más marcada.

Más allá de si el regreso a las aulas reactivará la economía del país, debemos preguntarnos ¿Se volverá a los mínimos estándares en los que estábamos antes de la pandemia? Aquellos que juzgábamos como “mediocres”, pero que daban suficientes resultados para alentar y dar esperanza a algunos de los alumnos más desfavorecidos.

La pandemia demostró también, que todos aquellos maestros que fueron denigrados y fuertemente criticados cuando hacían manifestaciones, exigiendo sus derechos tuvieron el testimonio de reinventarse, demostrando que las eras más complicadas pueden superarse, cuando se cuenta con el talento humano resiliente, ese que se levanta de sus peores temporadas.

A partir de este próximo lunes 30 de Agosto, cuando son convocados millones de alumnos y más de un millón de docentes a los salones de clase, conoceremos que tanto hemos aprendido de la etapa más crucial que ha vivido la humanidad en los últimos 50 años. ¿Cómo dañó o benefició nuestra capacidad educativa? Dentro de esa interrogante están inmersos millones de heroínas y héroes, los padres de familia responsables quienes se esforzaron diariamente para que sus hijos no sufrieran “de más” las inclemencias de vivir un encierro tan tormentoso y desesperante como el que vivió cada niño y joven de nuestro país. Es un examen para los padres, quienes son parte fundamental del crecimiento educativo de sus hijos.

Según estudios científicos presentados la mañana del pasado martes, por parte del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell muestran que es prácticamente imposible que los menores de edad de morir por COVID-19, la frase es potente: “Aquí hemos mostrado datos de la vigilancia epidemiológica de México y se ve claramente que por debajo de los 18 años existe un riesgo mucho menor de tener enfermedad COVID, sobre todo la enfermedad grave y un riesgo casi nulo de morir por COVID”. Para la secretaría de salud federal hay una posibilidad de 0.004% de que un menor necesite hospitalización por el famoso virus.

 

Ante el panorama mostrado, son los maestros quienes parecieran estar más desconcertados y necesitados de ayuda, pues son ellos quienes corren mayor riesgo, pero también reciben a sus alumnos con deficiencias graves no solo por el rezago educativo, sino que provienen de un encierro conflictivo y en muchos casos traumático.

¿Será necesaria una reforma educativa post-Covid que rehabilite escuelas y beneficie a familias a dar un paso fuerte hacia la resiliencia?

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